Cuando Georgia O'Keeffe llegó a New York en 1918 sólo la conocían quienes el año anterior habían asistido a su primera exposición individual.
A pesar de que O'Keeffe había estudiado arte en la ciudad, abandonó la pintura y se instaló en Virginia y Texas para dedicarse a la enseñanza durante un tiempo.
“Where I was born and where and how I have lived is unimportant. It is what I have done with where I have been that should be of interest.”
― Georgia O'Keeffe
“Nobody sees a flower - really - it is so small it takes time - we haven't time - and to see takes time, like to have a friend takes time.”
― Georgia O'Keeffe
A mediados de la década de 1920, Georgia empezó a crear las pinturas que la harían famosa, entre estas, una serie de edificios y paisajes urbanos.
“I've been absolutely terrified every moment of my life and I've never let it keep me from doing a single thing that I wanted to do.
― Georgia O'Keeffe
Su producción, influida por las fotografías de Stieglitz y las pinturas cubistas que había conocido a través del galerista, mostraba un denodado interés por el paisaje y una actitud ambivalente respecto a New York. Algunas telas parecen festivas y transmiten el misterio, el glamour y la excitante modernidad de la ciudad. Otras, pintadas al nivel de la calle y con edificios oscuros que se cierran como las paredes de un cañón sobre una farola sola y desamparada, dicen mucho de la claustrofobia urbana que sufría O'Keeffe.
“To create one's world in any of the arts takes courage.”
―
Georgia O'Keeffe
El amor entre la pintora y el galerista transcurrió entre altos y bajos: ardor, infidelidad, separación, aceptación, todos estos sentimientos y estados sostenidos por el temperamento de dos personas apasionadas. La esencia de este gran amor, permaneció intacta hasta el final de sus días.
Para conocer la historia de amor entre O'Keeffe y Stieglitz se recomienda explorar algunas de sus cartas, 25.000 folios en treinta años que pasan por diferentes fases: sus inicios cuando eran conocidos, la fase de admiración como artistas, la de amantes y finalmente la de casados.
“If you take a flower in your hand and really look at it, it's your world for a moment.”
―
Georgia O'Keeffe
Desde su encuentro con Stieglitz, Georgia se convierte para siempre en su musa inspiradora; ella nunca puso reparos a posar, mostrándose siempre como una estadounidense auténtica, desenfadada, libre en cuerpo y mente; Stieglitz le hizo innumerables fotografías, reiteradas imágenes sensuales de su cuello, de sus manos, de su rostro reinventándolos hasta producir un impacto que trasciende la toma fotográfica.
En el libro My Faraway One: Selected Letters of Georgia O'Keeffe and Alfred Stieglitz, entre la copiosa correspondencia se puede llegar a enterder más profundamente el íntimo universo de estos dos creadores.
La lectura del libro es en cierto modo perturbadora, ya que en ella se entrecruzan los sentimientos de curiosidad e intranquilidad porque se intuye que luego de la lectura, jamás se podrá volver a ver una obra de la pintora sin pensar en los detalles íntimos de la vida amorosa de la pareja.
“I think it's so foolish for people to want to be happy. Happy is so momentary--you're happy for an instant and then you start thinking again. Interest is the most important thing in life; happiness is temporary, but interest is continuous.”
― Georgia O'Keeffe
“Nothing is less real than realism. Details are confusing. It is only by
selection, by elimination, by emphasis, that we get at the real meaning
of things.”
― Georgia O'Keeffe
― Georgia O'Keeffe
En 1929 la pintora visitó Nuevo México, y fue en ese paisaje de los desiertos del sudoeste, tan distinto, donde encontró los motivos de inspiración de su larga trayectoria profesional, a partir de ese momento pasó todos los inviernos en Nuevo México, donde la belleza desoladora del paisaje del desierto le sirvió de inspiración. Después de la muerte de Stieglitz se trasladó definitivamente.
Continuó pintando hasta finales de los años setenta, en esa época debido a una afección ocular de larga data terminó perdiendo la vista, esto no fue un impedimento para seguir trabajando, se dedicó al arte de la cerámica, hasta que su salud se lo permitió, Georgia O'Keeffe murió a los noventa y nueve años de edad.
“My first memory is of light -- the brightness of light -- light all around.”
― Georgia O'Keeffe
― Georgia O'Keeffe
"Odio las flores las pinto porque son más baratas que los modelos, y no se mueven"
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