Hay golpes en la vida, tan fuertes...¡yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma...Yo no sé!
Son pocos; pero son...Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre...Pobre...pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida; tan fuertes...Yo no sé!
Los Heraldos Negros es el poema liminar o introductorio que da el nombre al poemario impreso en los talleres de la penitenciaría de Lima, Perú, en el año de 1918.Este poema anuncia los temas y el tono del conjunto y está escrito en una peculiar mezcla de versos alejandrinos y endecasílabos. Es sin duda la composición más famosa y recitada del poeta peruano César Vallejo (Santiago de Chuco 1892-Paris 1938).
Imagen: "Ojo de Dios" pintor peruano Aldo Carhuancho Herrera.
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