"El señor K. no consideraba necesario vivir en un país determinado. Decía:
-En cualquier parte puedo morirme de hambre.
Pero un día que pasaba por una ciudad ocupada por el enemigo del país en que vivía, se topó con un oficial del enemigo, que le obligó a bajar de la acera. Tras hacer lo que se le ordenaba, el señor K. se dio cuenta que estaba furioso con aquel hombre, y no sólo con aquel hombre, sino que lo estaba mucho más con el país al que pertenecía aquel hombre, hasta el punto que deseaba que un terremoto lo borrase de la superficie de la tierra. "¿Por qué razón -se preguntó el señor K.-me convertí por un instante en un nacionalista? Porque me topé con un nacionalista. Por eso es preciso extirpar la estupidez, pues vuelve estúpidos a quienes se cruzan con ella."
3 comentarios:
Genial. Qué más se puede decir.
Un abrazo grande.
Gracias por tu visita, querida Lila.
Otro abrazo para tí.
Tan certero Brecht...
Un saludo
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